Moonlit, mi amor.

Acaricio su cabello una vez mas, como cada día. Moonlit seguía tan bella como la última vez que paseo a su lado. Las lágrimas empañaban sus ojos recordando las aventuras que habían vivido juntos hasta la fecha. Ahora ella había cambiado su caballo por una cama en la habitación de invitados, y su túnica de batalla yacía doblada encima de una silla, en un rincón, junto con toda una suerte de abalorios, anillos, joyas y demás enseres que tantas veces la habían salvado el pellejo…

Magnus desenvolvió el códice que consiguió la noche anterior. Su brazo izquierdo indicaba que no había sido tarea fácil dialogar con aquellos gnolls. Mientras observaba sus heridas seguía preguntándose para que quería un iletrado un tratado alquímico que era difícil de comprender incluso para el…

El libro presentaba signos de maltrato tales como mordiscos, manchas de sangre y grasa e incluso quemaduras superficiales, la sangre le hirvió pensando en que demonios habían intentado cocinar con el aquellos seres. Por fortuna habían experimentado en su propia piel lo que el fuego de un maestro de las llamas podía llegar a hacer. Imaginaba que habían aprendido la lección… (de seguir vivos, claro esta).

Observo con impaciencia las paginas del desvencijado tomo buscando la solución a su problema, el elixir de mangosta. Este elixir era la única manera de curar el veneno de sethekk, la solución para su amada Moonlit. Tenia que conseguirlo, y haría lo que fuera por ello.

Mi amor, mejórate pronto.

Con mucho cariño

Saturos de Neraka, Archimago.

Te amo >.<