domingo, 6 de mayo de 2007

Reflexiones de un samurai

He dedicado mi vida a la espada, a lo largo de ella gane cientos de batallas, y por muy mal que acabara siempre salia adelante. No habia heridas que no pudieran sanar. No hubo espada que lograra arrancar mi vida jamas. Sin embargo hoy he caido en una batalla mucho mas cruel que todas juntas. Crei que la espada lo era todo, pero descuide mi corazon de amenazas que no provinieran de la guerra. Hoy he caido. ¿Quien me derroto? He sido derrotado por un enemigo mucho mas poderoso que cualquier duelista. Su influencia no se nota, pues pasa desapercibida, como la mayoria de las cosas a las que deberiamos prestar atencion. ¿Su nombre? Resulta mucho mas bello que las flores de cerezo que cubren mi jardin en primavera, mucho mas agradable que el suave viento fresco que mece y peina mis cabellos al amanecer. Mejor incluso que el sol que hace crecer los campos y hace brillar nuestro mundo. Poderoso como un ejercito inmortal, implacable como las olas que derriban los barcos cuando hay temporal. Habita el interior de todas las personas, y generalmente las impulsa a realizar actos que no realizarian en un momento de lucidez. Como el sake, nos cambia, pero su efecto se prolonga mucho mas en el tiempo. Nos sume en un extasis onirico de felicidad e ilusion, para luego quitarnosla, tal y como ocurre con el sake... Te dire su nombre, si en algun momento te lo encuentras, hablale de mi y dile que necesito que vuelva a verme. Su nombre. Se llama amor...

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